Eran las siete de la mañana de un día lluvioso. Laura se despertó tras el estridente sonido de su despertador y permaneció en la cama durante varios minutos. Al levantarse, se fue directa a la ducha y después a desayunar. Cuando se dio cuenta que eran las ocho y cinco, no llegaba a coger el autobús. Decidió salir de casa sin terminar de desayunar y llegó corriendo a la parada del autobús. Consiguió coger el sesenta y cuatro, pero cuando estaba sentada se percató que se le había olvidado la carpeta…
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