El plan estrella para combatir el fracaso escolar en una comunidad como la valenciana con una tasa del 37% por curso, muy superior a la media nacional, se quedará, de momento, en un plan piloto en 19 centros escolares. Los ingredientes del plan se basan, fundamentalmente, en un “cambio de metodología y organización de las clases” y en la “detección precoz” de las necesidades educativas de los niños con problemas de aprendizaje. Para ello, recurrirá a convenios con las Consejerías de Sanidad, Justicia y Bienestar Social. El resto, dependerá del voluntariado de cada profesor y centro.
La formación en inglés, a través de grupos organizados para profesores en las Escuelas Oficiales de Idiomas, forma parte de la guinda.
La Consejería de Educación aprovechará también los “contratos-programa” que el exministro de Educación Ángel Gabilondo introdujo en el sistema educativo español para captar recursos. El próximo curso, el ministerio ha autorizado cinco millones para la Comunidad Valenciana para estos programas y la Generalitat tendrá que poner otros cinco.
El contrato-programa es una fórmula mediante la cual cada equipo directivo se fija unos objetivos para combatir el fracaso académico, el abandono escolar o superar su excelencia, en función del contexto socioeconómico del centro.
“Esto es la presentación de la última fase del plan de choque. El plan no está cerrado”, advirtió la consejera María José Catalá. Educación ha recibido más de 300 propuestas de padres, directores, sindicatos y patronales en las que “hay una coincidencia del 94%”. “El curso que viene se empezará por un pilotaje y se evaluará su aplicación al final”, antes de dar ningún paso más.
“La implicación de las familias es clave en la reducción del fracaso”, dijo Catalá que busca un convenio con la patronal valenciana para permitir que los padres participen en “tutorías”.
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